Lo publicaba ayer el diario ABC: los acreedores de Urende podrían sufrir bastante para acabar cobrando lo que Urende les debía, ya que, como recoge este diario, citando el plan de disolución de los administradores concursales de la cadena, con lo que se obtenga del proceso de disolución no habrá ni para hacer frente a los créditos contra la masa, o lo que es lo mismo: los costes de los EREs antes de su cierre en enero de este año.

Citandose fuentes judiciales, Urende llegaría a la liquidación con unos 105 millones de euros de activo (la mayoría inmuebles). Teniendo en cuenta que los primeros en cobrar sus indemnizaciones es la plantilla, unos 700 trabajadores, es muy posible que no haya más dinero para pagar al resto de acreedores. Recordemos que la deuda inicial de Urende estaba cifrada en 232 millones de euros.

Está previsto que este mes se apruebe el plan de liquidación de la cadena, con lo que se iniciará un periodo aproximado de un año en el que se producirá la venta de activos para concluir con la completa extinción de la cadena.

Una vez se apruebe el plan de liquidación, se pondrá en marcha la calificación del concurso, en la que se podrían dirimir las responsabilidades en la quiebra de los administradores de la empresa (la familia Sánchez-Ramade). En caso de declararse el concurso como culpable, los administradores habrían de responder con su patrimonio personal de las deudas que no puedan pagarse con la liquidación.

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