Un reciente informe de Futuresource Consulting afirma que en 2010, el mercado mundial de libros electrónicos creció por encima del 200%, superando los 90 millones de unidades vendidas.  Europa Occidental representa casi el 10 por ciento de los ingresos mundiales por ventas de libros electrónicos en este periodo, un mercado que en España, a pesar de unos datos globales tan impactantes, se enfrenta al reto de la  piratería, la escasez de títulos y el limitado impacto de los servicios de descargas de pago que han actuado como obstáculos para el crecimiento de este mercado.

Para el presidente de Wolder, Ricardo Garrudo (en la imagen), el mercado en España está evolucionando lentamente debido a que actualmente no está totalmente definida la posición de los principales agentes que intervienen en su consolidación: editoriales, distribuidores, fabricantes, librerías, autores, entes públicos, medios de comunicación y lectores.

Garrudo considera que el objetivo ha de ser que en el futuro el acceso a la lectura sea mucho más sencillo, que los títulos estén accesibles a precios competitivos y que se definan unas reglas del juego definitivas para que los actores del sector puedan realizar sus inversiones y planificar sus estrategias en un marco estable y concreto.

Para este directivo, el modelo de Amazon en Estados Unidos no sería extrapolable a España ya que aunque la conjunción de equipos y libros ha producido una revolución en la forma de leer en EE.UU., todavía no es rentable y las empresas de contenidos españolas, es decir las editoriales, no ven aún clara la forma de implantar este nuevo negocio obteniendo ingresos.

El presidente de Wolder afirma que hoy en día comprar libros electrónicos es mucho más incómodo que comprar música online, cuando existe ya actualmente una amplísima variedad de equipos, de todos los precios y todas las características. Hacen falta contenidos para que el mercado se desarrolle verdaderamente. En un futuro cercano, sin duda, convivirán en perfecta armonía el libro en papel y el libro electrónico, es un proceso imparable que no se puede frenar.

El papel de la administración pública en apoyo del desarrollo de la lectura digital es también fundamental,  ya que actualmente los compradores de libros en papel pagan un 4 por ciento de IVA mientras que los de libros digitales pagan el 18%. Esta diferencia tendrá que suprimirse, afirma Garrudo.

A pesar de las dificultades, desde Wolder se muestran optimistas y consideran que el lanzamiento de nuevos servicios como Google eBookstore contribuirán a la dinamización del mercado a medio plazo.

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